viernes, 20 de mayo de 2011

Estrés infantil


El estrés infantil es un conjunto de reacciones, tanto a nivel biológico como psicológico que se producen por ciertas situaciones que el niño no puede controlar, alterando su equilibrio general.
La infancia es un período que se caracteriza por cambios, adaptaciones; los niños deben hacer frente a esas nuevas situaciones para poder superar las transiciones de una etapa a otra; y son precisamente esos factores o situaciones que producen ansiedad y tensión, llevándolos a comportarse de una manera distinta a la acostumbrada.
Siendo el estrés en general una reacción del organismo ante situaciones muy difíciles o excitantes, que pueden ocurrir a cuaquier edad, no es de extrañar que los niños  puedan ser vulnerables a padecerlo.
En un estado de estrés en armonía del organismo queda afectada y cada órgano pasa a trabajar en un ritmo diferente a los demás. Si esta situación perdura en el tiempo, puede alterarse ese equilibrio (se pierde homeostasis) y el organismo se debilita, quedando vulnerable para la aparición de síntomas y diversas patologías. Los síntomas del estrés infantil varían dependiendo de la edad del niño:
  • Entre menores de cinco años: irritabilidad, agresión, llantos frecuentes, deseso de estar siempre en brazos de los padres, pesadillas, miedos exagerados a la oscuridad, a los animales  a quedarse solos, cambios de apetito, dificultades del habla, retroceso a comportamientos infantiles ya superados, como orinarse en la cama o chuparse el dedo.
  • Niños entre cinco a once años: irritabilidad, agresión, llanto innecesario, necesidad de llamar la atención compitiendo con los hermanos , quejarse de dolores físicos sin estar enfermos.
Pueden existir factores internos y externos que causan ese estrés.
  • Factores internos: están relacionados con las características de la personalidad, pensamientos y actitudes del niño, especialmente cuando necesita afrontar situaciones difíciles. De esta forma, el estrés infantil puede ser generado por el niño, de acuerdo con su manera de percibir a sí mismo el mundo que le rodea. Los factores internos del estrés infantil son : ansiedad, depresión, timidez, deseo de agradar a los demás, miedo a fracasar, temor al castigo, preocupación por el cambio del aspecto físico, duda de su propia capacidad de aprendizaje, miedo al rídiculo ante sus amigos.
  • Los factores externos: son ocasionados por cambios significativos o que sin ser relevantes, permanecen en el tiempo, responsabilidades y actividades superiores a su capacidad, crisis familiar debido al divorcio o separación de sus padres, algún familiar con alguna enfermedad incapacitante o que fallezca, nacimiento de un hermano, una hospitalización repentina, cambio de maestra, miedo del maltrato de sus padres.
Sin embargo existen algunas medidad que los padres podemos adoptar para prevenir el estrés en los más pequeños.
Antes que nada los propios padres tienen que tratar de combatir su propio estrés para poder presentarse ante sus hijos como modelos. Si este objetivo no se alcanza, los padres continuaran  con un estado de mucha ansiedad y sus hijos tendrán la tendencia de repetir los mismos patrones de comportamiento de sus padres.
Los padres pueden se fundamentales en la prevención del estrés, teniendo actitudes positivas que deben incluir: paciencia, el placer, la alegría de estar con sus hijos, la aceptación y la forma simple y realista de enfrentar los desafíos cotidianos, pudiendo colaborar con los hijos a resolver los problemas y desarrollar su autoestima.
También es necesario escuchar  sus hijos, evintando sobrecargarlos con actividades extraescolares, otorgándoles la oportunidad de opinar acerca de las actividades que sean de su agrado.
Es impotante también respetar el ritmo del propio niño, evitando hacer comparaciones con los hermanos.
Los padres tienen que evitar que sus hijos crean que son valorados y amados por tener un desempeño perfecto en todo lo que hacen.